Ío (ío o popoí)
En medio de un infierno,
rodeado de metales candentes,
ahogado por aguas que braman férvidas,
ungido por un ácido que corroe la piel,
congelándome desde el hígado,
enterrando las manos en cenizas de vidrios rotos,
con mi cuerpo suspendido desde el cuello,
con los ojos fijos en el sol,
y con la lengua escupiendo polvo,
busco tan solo, en un pálpito
postrero de lucidez, hallarte salvadora
entre estas miserias, para que el constructo
de tu ser sea un lecho,
sea un respiro,
y para que en medio
de la devastación en la que me he sumido
pueda resurgir, como un escarabajo de entre el estiércol,
y verte así, y que acaso me veas,
sumisa, por lastima, y que por respeto
calles tu risa, y sabiéndome miserable
puedas olvidar mi miseria,
la indigencia que arrastre en tu mundo,
tu cosmos que he perdido y que ahora se pasea,
por vos conducido, tan pulcro y tan perfecto
entre las calles rastreras
de este antro mío, tan inmundo:
un reducto, ¡oh, tan efimero!,
como tu constructo.
("ío ío o popoí" es una expresion griega para significar el dolor, lamento)