martes, 27 de octubre de 2009

J.C.


Hic Et Nunc

La nobleza, las grandes palabras, que mal le van
a esta ternura sin mejillas que tocar,
a esta lengua sin labios que entender.
Envilece un amor así que rebota en las paredes del cuarto
o se va cayendo a pedazos de palabras, esto.

Es inútil la argucia y la esperanza,
somos la previsión,
los ojos y la boca orientados al viento. ¿Qué me vale
lo que fue, la suave crónica?
Siempre andaré buscándote en el hoy
de esta ciudad, de esta hora.
Si me doy vuelta, oh Lot, eres la sal
donde mi sed se hace pedazos.

Mira de qué sustancias vivo,
pero no me tengas lástima, yéndote así
todavía más.

.

Help!
I need somebody

domingo, 25 de octubre de 2009

.




te esperaré de pie
cuando el frío te traiga aquí
otra vez
como antes.

sábado, 17 de octubre de 2009

H.



Tú no preguntes (saberlo es sacrílego) qué fin a mi, qué ha ti
nos han dado los dioses, Leucónoe,
y no ensayes cifras babilónicas.
¡Cuánto mejor es sufrir cualquier cosa que sea!,
tanto si Júpiter te ha otorgado numerosos inviernos,
como si es el último el que ahora atenúa las olas del mar Tirreno contra los escollos:
Sé sabia, filtra tus vinos y recorta una esperanza larga en un espacio breve.
Mientras hablamos habrá huído, aborrecido, el tiempo:
Atrapa el instante, en lo más mínimo te confíes al instante siguiente.

sábado, 3 de octubre de 2009

F.G.L.


Mi corazón oprimido
siente junto a la alborada
el dolor de sus amores
y el sueño de las distancias.
La luz de la aurora lleva
semillero de nostalgias
y la tristeza sin ojos
de la médula del alma.
La gran tumba de la noche
su negro velo levanta
para ocultar con el día
la inmensa cumbre estrellada.

¡Qué haré yo sobre estos campos
cogiendo nidos y ramas,
rodeado de la aurora
y llena de noche el alma!
¡Qué haré si tienes tus ojos
muertos a las luces claras
y no ha de sentir mi carne
el calor de tus miradas!

¿Por qué te perdí por siempre
en aquella tarde clara?
Hoy mi pecho está reseco
como una estrella apagada.