jueves, 25 de abril de 2013

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 El show de los muertos


Tengo los muertos todos aquí 
¿quién quiere que se los muestre? 
Unos sin cara, otros de pie 
todos muertos para siempre. 
Elija usted en cuál de todas ellas 
se puso a pensar. 

Tengo los llantos todos aquí


cómo una llovizna fría 
Cuál es la mueca que él le dirá 
la de su inspector, la mía. 

Elija usted en cuál de éstas muertes 
se puso a llorar. 
Yo crecí con sonrisas de casa 
cielos claros y verde el jardín. 
Y qué estoy haciendo 
acá en esta calle con hambre. 

¿Cuántas veces tendré que morir 
para ser siempre yo? 
Y no es el que duerme tranquilo 
y el que me asesina sin saber 
y ríe en su casa 
con el cuerpo limpio de muerte 
en su espalda. 

Bailen las viudas 
vuelen los negros del infinito. 
Caigan las manzanas aquí, 
que las otras se han . 
algo anda mal señor, 
¿qué es eso rojo en su pantalón?

lunes, 1 de abril de 2013

F.Q.

Tiempo, que todo lo mudas,
tú, que con las horas breves
lo que nos diste, nos quitas,
lo que llevaste, nos vuelves:
tú, que con los mismos pasos,
que cielos y estrellas mueves,
en la casa de la vida,
pisas umbral de la muerte.
Tú, que de vengar agravios
te precias como valiente,
pues castigas hermosuras,
por satisfacer desdenes:
tú, lastimoso alquimista,
pues del ébano que tuerces,
haciendo plata las hebras,
a sus dueños empobreces:
tú, que con pies desiguales,
pisas del mundo las leyes,
cuya sed bebe los ríos,
y su arena no los siente:
tú, que de monarcas grandes
llevas en los pies las frentes;
tú, que das muerte y das vida
a la vida y a la muerte.
Si quieres que yo idolatre
en tu guadaña insolente,
en tus dolorosas canas,
en tus alas y en tu sierpe:
si quieres que te conozca,
si gustas que te confiese
con devoción temerosa
por tirano omnipotente,
da fin a mis desventuras
pues a presumir se atreven
que a tus días y a tus años
pueden ser inobedientes.
Serán ceniza en tus manos
cuando en ellas las aprietes,
los montes y la soberbia,
que los corona las sienes:
¿y será bien que un cuidado,
tan porfiado cuan fuerte,
se ría de tus hazañas,
y victorioso se quede?
¿Por qué dos ojos avaros
de la riqueza que pierden
han de tener a los míos
sin que el sueño los encuentre?
¿Y por qué mi libertad
aprisionada ha de verse,
donde el ladrón es la cárcel
y su juez el delincuente?
Enmendar la obstinación
de un espíritu inclemente,
entretener los incendios
de un corazón que arde siempre;
descansar unos deseos
que viven eternamente,
hechos martirio del alma,
donde están porque los tiene;
reprender a la memoria,
que con los pasados bienes,
como traidora a mi gusto
a espaldas vueltas me hiere;
castigar mi entendimiento,
que en discursos diferentes,
siendo su patria mi alma,
la quiere abrasar aleve;
éstas si que eran hazañas,
debidas a tus laureles,
y no estar pintando flores,
y madurando las mieses.
Poca herida es deshojar
los árboles por noviembre,
pues con desprecio los vientos
llevarse los troncos suelen.
Descuídate de las rosas,
que en su parto se envejecen;
y la fuerza de tus horas
en obra mayor se muestre.
Tiempo venerable y cano,
pues tu edad no lo consiente,
déjate de niñerías,
y a grandes hechos atiende.

miércoles, 9 de enero de 2013

L.C.

Para cualquiera que vaya vestido de mármol

El milagro que todos esperamos
espera que el Partenón se derrumbe
y la casa de los cumpleaños ya no sea una casa
y los padres no estén envenenados de renombre.
Las medallas y los archivos de abusos
no pueden ayudarnos en nuestra peregrinación hacia la pasión,
pero como látigos que ciertos perversos no utilizan jamás,
compelen a nuestra carne a una confianza paralizada.
             Veo un huérfano, sin ley y sereno,
en pie en una esquina del cielo,
un cuerpo parecido a los cuerpos que han sido,
pero sin la cicatriz de un nombre en su ojo.
Criado cerca de los hornos, está quemado por dentro.
La luz, el viento, el frío. la oscuridad -le utilizan como a una novia

sábado, 27 de octubre de 2012

S.B.

Pasa tus años de aprendiz derrochando
Valor por tantos años de ir vagando
A través de un mundo que con cortesía
De la torpeza de aprender se libra

S.B.


al llegar la noche en que el alma
iba a serle reclamada
he aquí que al no aguantarse
la entregó una hora antes
escúchalas
sumarse
las palabras
a las palabras
sin palabra
los pasos
a los pasos
uno a
uno
imagina si esto
si un día esto
un día feliz
imagina
si un día
un día feliz esto
se acabara
imagina
las ganas cada día
de estar vivo un día más
claro que no sin el pesar
de haber nacido un día
noche que tanto haces
que imploremos el alba
por favor noche
cae
sábado un respiro
no reír más
desde la medianoche
hasta la medianoche
no llorar
silencio como el que existió
antes ya nunca más existirá
por el murmullo desgarrado
de una palabra sin pasado
por haber dicho demasiado no pudiendo más
jurando no volver a callar

viejo ir
viejas paradas
ir
ausente
ausente
detenerse

viernes, 19 de octubre de 2012

P.N.

WALKING AROUND
Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos,
aterido, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran lentas lágrimas sucias.

P.N.

El caballero Marcenac
vino a verme al final del día
con más blancura en la cabeza
llena de pájaros aún.

Tiene palomas amarillas

adentro de su noble cráneo,
estas palomas le circulan
durmiendo en el anfiteatro
de su palomar cerebelo,
y luego el ibis escarlata
pasea sobre su frente
una ballesta ensangrentada.

Ay qué opulento privilegio!


Llevar perdices, codornices,

proteger faisanes vistosos
plumajes de oro que rehúyen
la terrenal cohetería,
pero además gorriones, aves
azules, alondras, canarios,
y carpinteros, pechirrrojos,
bulbules, diucas, ruiseñores.

Adentro de su clara cabeza

que el tiempo ha cubierto de luz
el caballero Marcenac
con su celeste pajarera
va por las calles. Y de pronto
la gente cree haber oído
súbitos cánticos salvajes
o trinos del amanecer,
pero como él no lo sabe
sigue su paso transeúnte
y por donde pasa lo siguen
pálidos ojos asustados.

El caballero Marcenac

ya se ha dormido en Saint Denis:
hay un gran silencio en su casa
porque reposa su cabeza.

sábado, 6 de octubre de 2012

J.L.B.

¿Dónde está la memoria de los días
que fueron tuyos en la tierra, y tejierondicha y dolor y fueron para ti el universo?
El río numerable de los añoslos ha perdido; eres una palabra en un índice.
Dieron a otros gloria interminable los dioses,inscripciones y exergos y monumentos y puntuales historiadores;de ti sólo sabemos, oscuro amigo,que oíste al ruiseñor, una tarde.
Entre los asfódelos de la sombra, tu vana sombrapensará que los dioses han sido avaros.
Pero los días son una red de triviales miserias,¿y habrá suerte mejor que la cenizade que está hecho el olvido?
Sobre otros arrojaron los diosesla inexorable luz de la gloria, que mira las entrañas y enumera las grietas,de la gloria, que acaba por ajar la rosa que venera;contigo fueron más piadosos, hermano.
En el éxtasis de un atardecer que no será una noche,oyes la voz del ruiseñor de Teócrito.

sábado, 25 de agosto de 2012

H.H.

¡Qué extraño es vagar en la niebla!
En soledad piedras y sotos.
No ve el árbol los otros árboles.
Cada uno está solo.

Lleno estaba el mundo de amigos
cuando aún mi cielo era hermoso.
Al caer ahora la niebla
los ha borrado a todos.

¡Qué extraño es vagar en la niebla!
Ningún hombre conoce al otro.
Vida y soledad se confunden.
Cada uno está solo.

domingo, 5 de agosto de 2012

F.P.





Empiezo a conocerme. No existo.
Soy el intervalo entre lo que deseo ser y lo que los demás me hicieron,
o la mitad de ese intervalo, porque además hay vida...
Soy esto, en fin...
Apaga la luz, cierra la puerta y deja de hacer ruido de 
          zapatillas en el pasillo.
Quede solo yo en el cuarto con el gran sosiego de mí mismo.
Es un universo barato.

A.P.


















La soledad no es no poder decirla
por no poder circundarla
por no poder darle un nombre
por no poder hacerla sinonimo de un paisaje.
la soledad es esta melodia rota de mis frases








jueves, 5 de julio de 2012

L.A.S.

Y en el infierno inflacionario
y entre los líderes del mundo
tu corazón se abrirá... tal vez

R.G.T.





Escrito sobre una mesa de Montparnasse







Una tarde por el ancho rumor de Montparnasse
por ese aire de provincia tan confianzudo y claro
—cada ventana paga su pedazo de sol con una canción—
anduve bebiendo el buen vino rojo y alegre como una canción,
rojo y alegre como una revolución.

Y entonces, pensé: ¿qué haré ahora de mi vida?
Tengo dos amigos, un saxofonista y un vendedor de globos.

Ellos me han dicho: viene el invierno y eso es terrible.

Los gatos se calientan al sol pero un hombre necesita
de la buena lumbre, de la buena carne y de la mujer
siquiera dos veces a la semana.

Algunas mujeres me han detenido en Montmartre
pero me piden cigarrillos y cien francos
y yo sólo puedo darles ágiles besos casi inéditos
y hablarles de mi país sin que ellas me comprendan
y decirles que Blanca Luz está en Méjico
sin que ellas me pregunten quién es Blanca Luz.

Una noche bajo la vieja luna de París degollada en los techos
—la luna que alumbra a los enamorados y a los cobardes—
yo vi cómo en un alto balcón
se amaban un muchacho y una muchacha.

Vengo de Buenos Aires, digo a mis amigos desconocidos,
de Buenos Aires que es tres veces más grande que París
y tres veces más pequeña.

Y aunque mi sombrero y mi corbata y mi espíritu canalla
sean productos perfectamente europeos
soy triste y cordial como un legítimo argentino.

Diría: soy un pobre muchacho abandonado aquí
como una valija rotulada en todas las aduanas del mundo
y quisiera irme al Turkestán porque Turkestán es una bonita palabra
y mi amigo Michel Berboff nació en Turkestán.

Pero si yo pudiera llevar a la práctica algo que hace días reflexiono:
¡Ponerme a gritar sobre la Torre Eiffel con afilados gritos
para que venga una mujer y me ame!

¿Conocen ustedes el Neuquén?
Allí hay cabañas de troncos de árboles
y pulperías en donde venden conejillos y libros de Maurice Dekobra.

¿Y Tucumán? En Tucumán solo puede buscarse la noche en los ojos de sus mujeres
y las guitarras de sonoras y floridas parecen patios.

¿Y Mendoza? En Mendoza los niños saben cantar
porque han nacido al borde de las acequias.

¿Y La Rioja? Yo anduve por ahí adolescente y barbudo como un gitano
y gané una elección con cincuenta pesos y una vaca,
absorto, como Buster Keaton.

¿Y Santa Fe? En Santa Fe viví treinta días en un convento
con ocho frailes franciscanos que iban doblándose hacia el suelo.
Los duendes venían hasta mi cuarto trayéndome briznas de sol
y por la noche se ocultaban en las hornacinas
para hacerles señas a los perros sin dueño y a los viajeros extraviados.

Nosotros tenemos además estaciones abandonadas,
pozos de petróleo y escuelas rurales, como en los cuentos de Bret Harte.
Pero lo que no tenemos es la alegría verdaderamente constante,
la risa verdaderamente pura,
el corazón verdaderamente libre.
Y no se hable de mi corazón.

Yo quisiera anunciar la función de los circos
dando puñetazos a las estrellas rojas.

Yo quisiera escupir los vidrios de un expreso de lujo
para que rabien los millonarios.

Yo quisiera interrumpir todas las comunicaciones telefónicas
para ver si encuentro una palabra, una sola palabra para mí
y abrir toda la correspondencia del mundo por ver si alguien
una sola persona tiene un recuerdo, un solo recuerdo para mí.

Yo quisiera explotar una bomba, derrocar un gobierno,
hacer una revolución con mis manos amigas del cristal, de la luz, de la caricia
—destruir todas la tiendas de los burgueses
y todas la academias del mundo—
y hacerme un cinturón bravío de rutas inverosímiles como Alain Gerbault
para que venga Blanca Luz y me ame.

J.G.


LAMENTO POR EL ARBOLITO DE PHILIP

philip se sacó la camisa servil
llena de tardes de oficina y sonrisas al jefe
y asesinatos de su niño románticamente hablando
su niño operado cortado transplantado injertado
de bucólicas primaveras y Ginger Street volando alto verdadera
en la tarde de agosto gris

se quedó en pecho philip y cuando
se quedó en pecho hizo el recuento feliz de cuando: 
le sacó la lengua al maestro (a espaldas del maestro)
le hizo la higa a la patria potestad (a espaldas de la patria potestad)
formó cuernitos con la mano contra toda invasión maternal (a espaldas 
de toda invasión maternal) 
se burló del ejército la iglesia (a espaldas del ejército la iglesia)
en general de cuando
ejerció su rebelde corazón (dentro de lo posible)
fortificó sus entretelas acostumbradas al vuelo (siempre que el tiempo lo permita)
engañó a su mujer (con permiso) 
philip era glorioso en esas noches de whisky y hasta vino
exóticamente consumido con referencias a la costa del sol
una palabra encantadora lo retenía semanas y semanas a su alrededor
sol por ejemplo
o sol digamos 
o la palabra sol
como si philip buscara lejos de la sociedad industrial
fuentes de luz fuentes de sombra fuentes

qué coraje hablar del sol

como suele ocurrir philip murió 
una tarde lenta amarilla buena callada en los tejados
no hablaremos de cómo lo lloró su mujer (a sus espaldas)
o el ejército la iglesia ( a sus espaldas
o el mundo en particular y en general súbitamente de espaldas: 
su viuda le plantó un arbolito sobre la tumba en Cincinnati
que creció bendecido por los jugos del cielo
y también se curvó

y si alguien piensa que lo triste es la vida de philip
fíjese en el arbolito le ruego
fíjese en el arbolito por favor

hay varias formas de ser mejor dicho
muchas formas de ser: 
llamarse Hughes 
hablar arameo mojarlo con té
estallar contra la tristeza del mundo
pero a ustedes les pido que se fijen
en el curvado arbolito 
tiernamente inclinado sobre philip
su pecho en pena en piel como se dice

ni un pajarito nunca
cantó o lloró sobre ese árbol
verde todo inclinado
inclinado

J.G.D.






No he podido olvidarte. He conseguido
que este inútil desorden de mis días
solitarios, concluya en las porfías
de un corazón que da cada latido



a tu memoria. En tu mundo abolido,
he luchado por ti contra las pías
obras de Dios. Cuanto ayer le exigías
será invención del hombre que ha nacido.



Tantas razones tuve para amarte
que en el rigor oscuro de perderte
quise que le sirviera todo el arte



a tu solo esplendor y así envolverte
en fábulas y hallarte y recobrarte
en la larga paciencia de la muerte.

martes, 3 de julio de 2012

A.R.


Los cuervos


Señor, cuando los prados están fríos
y cuando en las aldeas abatidas
el ángelus lentísimo acallado,
sobre el campo desnudo de sus flores
haz que caigan del cielo, tan queridos,
los cuervos deliciosos.

¡Hueste extraña de gritos justicieros
el cierzo se ha metido en vuestros nidos!
A orilla de los ríos amarillos,
por la senda de los viejos calvarios,
y en el fondo del hoyo y de la fosa,
dispersaos, uníos.

A millares, por los campos de Francia,
donde duermen nuestros muertos de antaño,
dad vueltas y dad vueltas, en invierno,
para que el caminante, al ir, recuerde.
¡Sed pregoneros del deber, ¡Oh nuestros
negros pájaros fúnebres!

Santos del cielo, en la cima del roble,
mástil perdido en la noche encantada,
dejad la curruca de la primavera
para aquél que en el bosque encadena,
bajo la yerba que impide la huida,
la funesta derrota.

lunes, 18 de junio de 2012

J.E.P.

         No importa que la flecha no alcance el blanco
Mejor así
         No capturar ninguna presa
         No hacerle daño a nadie
pues lo importante
es el vuelo         la trayectoria          el impulso
         el tramo de aire recorrido en su ascenso
         la oscuridad que desaloja al clavarse
vibrante
         en la extensión de la nada

viernes, 15 de junio de 2012

J.C.


El poeta propone su epitafio
 

Por haber mentido mucho ganó un cielo 
mezquino, a rehacer todos los días. 
Por ser traidor hasta con la traición, lo amaban 
las gentes honorables. 
Exigía virtudes que no daba 
Y sonreía para que olvidaran. 
no vivió. Lo vivían, un cuerpo despiadado 
y una perra sedienta, Inteligencia. 
Por no creer más que en lo bello, fue 
basura entre basuras, 
pero miraba todavía el cielo. 
Está muerto, por suerte. Ya andará 
algún otro como él.

J.C.

El caballo relincha, el perro ladra, 
La suma de los ángulos de un triángulo 
Es igual a dos rectos, 
La sopa, la conciencia, el alcaucil, después 
Del dos el tres, después del hoy, mañana, 
Casi nadie lo sacará de sus casillas. 
Casi nadie ni nada, porque 
¿Cómo tomar en serio esos latidos 
En que el sueño es acceso, esas miradas 
De insoportable lucidez en un tranvía, 
Eso que ahora dice: Huye, 
Pero al final, al fin y al cabo, no era más 
Que un gajo de naranja 
Reventando en la boca? 
¿Cómo tomar en serio que una puerta 
Dé a la tristeza cuando el arquitecto 
La abre al pasillo, que unos senos 
Dibujen paralelos sus jardines 
Cuando es la hora de ir a la oficina? 
Imposible negar las evidencias 
Dice el doctor y dice bien, inútil 
Sacar de sus casillas al honesto almanaque, 
San Rulfo, Santa Tecla, San Fermín, 
La Asunción, 
El caballo relincha, el perro ladra, 
Casi nadie le ofrece en una esquina 
Un pedacito suelto de bicicleta o trompo, 
Casi nunca es verano en pleno invierno 
Por razones de estricta pulimentada lógica, 
Hay que ser lo que es o no ser nada, y nada 
Lo sacará de sus casillas, nadie 
Lo sacará, y si un caballo ladra 
No lo sabremos nunca, porque 
Los caballos no ladran. 
Bastaría un apenas, un no quiero, 
Para empezar de otra manera el día, 
Hervir la radio con las papas 
Y a cada chico darle un cocodrilo 
Para que huela a miedo en las escuelas, 
Sacar los muertos a que tomen aire, 
Meter las mitras en la mayonesa, 
Actividades subversivas, claro, 
Pero otras cosas hay: fusiles 
Corren por las picadas, Sudamérica 
Crece en su selva hacia la aurora, 
De tanto arroz bañado en sangre 
Nacerá otra manera de ser hombre. 
No cito más que apenas estas cosas, 
saco de sus casillas a unos cuantos 
que todavía creen en la poesía 
encasillada en su vocabulario 
lleno de compromisos con lo abstracto. 
(La suma de los ángulos de un triángulo). 
((Los caballos no ladran)). 
(((Dice el doctor, y dice bien))).

martes, 12 de junio de 2012

R.G.T.


A los veteranos del circo
¡Frank Brown estás viejo!
¡Frank Brown tan arrugado!
Yo siento por ti la maldad del espejo.
¡Maldito maquillaje! ¡Ese carmín está pasado!
Frank Brown eres un fuelle demasiado gastado,
un juguete que ha caducado.
Mira si yo pudiera suplantarte,
llenara el Hippodrome con mis ágiles muecas
-y con Shimmys y tangos y zamacuecas-
-al mismo tiempo haciendo por imitarte-
para hacer reír a un niño, que es tan noble misión,
haría de mi alma una matraca,
de mi entusiasmo una faca,
de mi poeta un clown,
y una serpentina de mi corazón.
Frank Brown.
Duende de Buenos Aires y dueño de las risas de mi
generación.
Yo que he probado tus chocolatines
y que te he visto por los trapecios y los trampolines
dibujando desafíos pirotécnicos
carcajadas elásticas
y pirueteos técnicos.
Rey de las Cabriolas fantásticas,
yo te digo que has sido mi Padre-nuestro,
mi mejor libro y mejor maestro
y clown
de mis primeras emociones plásticas.
Frank Brown, mi querido gnomo Frank Brown.
-¡Salud, domadores! ¡Qué tal bailarinas! ¡Adiós Tony!
El circo es el mayor espectáculo.
La sangre del circo es el Old Tom Gin.
Yo quisiera tener en un circo un cenáculo
ambulante como John o como Anthony.
¡Viva la malla! ¡Viva el trompo! ¡Viva el carmín!
¡Viva el Old Tom Gin!
y la cabaña del Tío Tom
y la gloriosa vejez de San Frank Brown
mi maestro y clown.