sábado, 27 de octubre de 2012

S.B.

Pasa tus años de aprendiz derrochando
Valor por tantos años de ir vagando
A través de un mundo que con cortesía
De la torpeza de aprender se libra

S.B.


al llegar la noche en que el alma
iba a serle reclamada
he aquí que al no aguantarse
la entregó una hora antes
escúchalas
sumarse
las palabras
a las palabras
sin palabra
los pasos
a los pasos
uno a
uno
imagina si esto
si un día esto
un día feliz
imagina
si un día
un día feliz esto
se acabara
imagina
las ganas cada día
de estar vivo un día más
claro que no sin el pesar
de haber nacido un día
noche que tanto haces
que imploremos el alba
por favor noche
cae
sábado un respiro
no reír más
desde la medianoche
hasta la medianoche
no llorar
silencio como el que existió
antes ya nunca más existirá
por el murmullo desgarrado
de una palabra sin pasado
por haber dicho demasiado no pudiendo más
jurando no volver a callar

viejo ir
viejas paradas
ir
ausente
ausente
detenerse

viernes, 19 de octubre de 2012

P.N.

WALKING AROUND
Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos,
aterido, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran lentas lágrimas sucias.

P.N.

El caballero Marcenac
vino a verme al final del día
con más blancura en la cabeza
llena de pájaros aún.

Tiene palomas amarillas

adentro de su noble cráneo,
estas palomas le circulan
durmiendo en el anfiteatro
de su palomar cerebelo,
y luego el ibis escarlata
pasea sobre su frente
una ballesta ensangrentada.

Ay qué opulento privilegio!


Llevar perdices, codornices,

proteger faisanes vistosos
plumajes de oro que rehúyen
la terrenal cohetería,
pero además gorriones, aves
azules, alondras, canarios,
y carpinteros, pechirrrojos,
bulbules, diucas, ruiseñores.

Adentro de su clara cabeza

que el tiempo ha cubierto de luz
el caballero Marcenac
con su celeste pajarera
va por las calles. Y de pronto
la gente cree haber oído
súbitos cánticos salvajes
o trinos del amanecer,
pero como él no lo sabe
sigue su paso transeúnte
y por donde pasa lo siguen
pálidos ojos asustados.

El caballero Marcenac

ya se ha dormido en Saint Denis:
hay un gran silencio en su casa
porque reposa su cabeza.

sábado, 6 de octubre de 2012

J.L.B.

¿Dónde está la memoria de los días
que fueron tuyos en la tierra, y tejierondicha y dolor y fueron para ti el universo?
El río numerable de los añoslos ha perdido; eres una palabra en un índice.
Dieron a otros gloria interminable los dioses,inscripciones y exergos y monumentos y puntuales historiadores;de ti sólo sabemos, oscuro amigo,que oíste al ruiseñor, una tarde.
Entre los asfódelos de la sombra, tu vana sombrapensará que los dioses han sido avaros.
Pero los días son una red de triviales miserias,¿y habrá suerte mejor que la cenizade que está hecho el olvido?
Sobre otros arrojaron los diosesla inexorable luz de la gloria, que mira las entrañas y enumera las grietas,de la gloria, que acaba por ajar la rosa que venera;contigo fueron más piadosos, hermano.
En el éxtasis de un atardecer que no será una noche,oyes la voz del ruiseñor de Teócrito.