viernes, 26 de junio de 2009

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por el mundo olvidada

miércoles, 24 de junio de 2009

J.P.



Dos más dos cuatro
cuatro y cuatro ocho
ocho y ocho dieciséis
¡Repetid! dice el maestro
Dos más dos cuatro
cuatro y cuatro ocho
ocho y ocho dieciséis.
De pronto el pájaro lira
pasa por el cielo
el niño lo ve
el niño lo oye
el niño lo llama:
¡Sálvame
juega conmigo
pajarillo!
Entonces el pájaro baja
y recita con el niño
Dos más dos cuatro
¡Repetid! dice el maestro
y el niño juega
el pájaro juega con él
Cuatro y cuatro ocho
ocho y ocho dieciséis
¿y dieciséis más dieciséis?
Dieciséis más dieciséis no son nada
y mucho menos treinta y dos
sea como sea
los dos se van.
El niño ha escondido el pájaro
en su pupitre
y todos los niños
oyen su canto
y todos los niños
oyen la música
y ocho más ocho se van a su vez
y cuatro más cuatro y dos más dos
se largan también
y uno más uno no es a la una ni a las dos
uno a uno se van a su vez.
Y el pájaro lira toca
y el niño canta
y el profesor grita:
¡Cuando acabaréis con esas bufonadas!
Pero todos los otros niños
escuchan la música
y las paredes de la clase
se desmoronan tranquilamente.
Y los vidrios vuelven a ser arena
la tinta vuelve a ser agua
los pupitres vuelven a ser árboles
la tiza vuelve a ser acantilado
el portaplumas vuelve a ser pájaro.

martes, 23 de junio de 2009

R.J.


La luz filtrada por las nubes,
los árboles, el aire y otros cuerpos,
pero más aún filtrada por el pensamiento,
reconstruye el proyecto del día
y hace de la mañana
un protocolo de recuerdos.

Hay muchas luces en la luz,
muchos días en el día
y muchas zonas en el cristal de cada uno.
Pero la clave es el tamiz,
la sutileza combinatoria,
la inventiva del azar
para cernir las dosis de transparencia
y ajustar la estela de reflejos
que hacen de cada hora un tiempo único
en la supuestamente boba monotonía del tiempo.

La luz necesita siempre intermediarios,
como quizá todas las cosas.
Tal vez sea una clave de la realidad:
no hay mensajes directos.
Todo es mediación porque lo directo destruye.

¿Qué intercalar entonces entre la rosa y la luz,
entre la noche y el amor,
entre un hombre y la muerte,
entre la vida y esta mañana transmutada de recuerdos?

¿Qué poner entre lo que una cosa es
y aquello que no es,
para que pueda serlo?

¿Cómo tamizar la distancia
entre nosotros y la ausencia
para encontrar por fin nuestra presencia?

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¿ante quién?

domingo, 17 de mayo de 2009

L.A.S.





Ya nada puedo hacer por él,
él se quemará mirando al sol

y es esta la historia del que espera frente al despertar.

G.H.




¿No te pone triste,
no te da dolor
la crueldad de unos con otros,
la sombra del rencor?
Cómo a veces sin pensar tomamos el amor
y no lo retribuimos
¿No te pone triste?

Las cosas llevan tiempo,
no es fácil de explicar
cuando tan poca gente
ve al otro como igual,
y sus lágrimas sin fin
quizás ya no le dejen ver
lo bello que es el mundo
¿Y no te pone triste?
¿No te pone triste?
¿No te da dolor?


Es tan triste.

viernes, 8 de mayo de 2009

M.F.





No me lleves a sombras de la muerte
Adonde se hará sombra mi vida,
Donde sólo se vive el haber sido.
No quiero el vivir del recuerdo.
Dame otros días como éstos de la vida.
Oh no tan pronto hagas
De mí un ausente
Y el ausente de mí.
¡Que no te lleves mi Hoy!
Quisiera estarme todavía en mí.

Hay un morir si de unos ojos
Se voltea la mirada de amor
Y queda sólo el mirar del vivir.
Es el mirar de sombras de la Muerte.
No es Muerte la libadora de mejillas,
Esto es Muerte. Olvido en ojos mirantes.

sábado, 4 de abril de 2009

J.C.





Nadie se aguanta aquí mucho tiempo, ni siquiera tú y yo, hay que vivir combatiéndose, es la ley, la única manera que vale la pena pero duele, Rocamadour, y es sucio y amargo, a ti no te gustaría, tú que ves a veces los corderitos en el campo, o que oyes los pájaros parados en la veleta de la casa. Horacio me trata de sentimental, me trata de materialista, me trata de todo porque no te traigo o porque quiero traerte, porque renuncio, porque quiero ir a verte, porque de golpe comprendo que no puedo ir, porque soy capaz de caminar una hora bajo el agua si en algún barrio que no conozco pasan Potemkin y hay que verlo aunque se caiga el mundo, Rocamadour, porque el mundo ya no importa si uno no tiene fuerzas para seguir eligiendo algo verdadero, si uno se ordena como un cajón de la cómoda y te pone a ti de un lado, el domingo del otro, el amor de la madre, el juguete nuevo, la gare de Montparnasse, el tren, la visita que hay que hacer. No me da la gana de ir, Rocamadour, y tú sabes que está bien y no estás triste. Horacio tiene razón, no me importa nada de ti a veces, y creo que eso me lo agradecerás un día cuando comprendas, cuando veas que valía la pena que yo fuera como soy. Pero lloro lo mismo, Rocamadour, me equivoco, porque a lo mejor soy mala o estoy enferma o un poco idiota, no mucho, un poco pero eso es terrible, la sola idea me da cólicos, tengo completamente metidos para adentro los dedos de los pies, voy a reventar los zapatos si no me los saco, y te quiero tanto, Rocamadour, bebé Rocamadour, dientecito de ajo, te quiero tanto, nariz de azúcar, arbolito, caballito de juguete ...

martes, 24 de marzo de 2009

E.E.C.





La primavera es como una quizá mano
que llega cuidadosamente saliendo de ninguna parte
arreglando una ventana
hacia dentro de la cual todos miran
mientras todos se quedan absortos ella arregla y cambia
coloca cuidadosamente allí una cosa extraña
y aquí una cosa conocida
y cambiándolo todo cuidadosamente.
La primavera es como una quizá mano en una ventana
cuidadosamente acá y allá
moviendo nuevas y viejas cosas
mientras todos miran absortos cuidadosamente
moviendo una quizá fracción de flor aquí
colocando una pulgada de aire ahí
y sin romper nada.

D.T.







No entres dócilmente en esa noche callada

O.O.





¿Y no sientes acaso tú también un dolor tormentoso sobre la piel del tiempo,
como de cicatriz que vuelve a abrirse allí
donde fue descuajado de raíz el cielo?
¿Y no sientes a veces que aquella noche junta sus jirones en un ave agorera,
que hay un batir de alas contra el techo,
como un entrechocar de inmensas hojas de primavera en duelo
o de palmas que llaman a morir?
¿Y no sientes después que el expulsado llora,
que es un rescoldo de ángel caído en el umbral,
aventado de pronto igual que la mendiga por una ráfaga extranjera?
¿Y no sientes conmigo que pasa sobre ti
una casa que rueda hacia el abismo con un chocar de loza trizada por el rayo,
con dos trajes vacíos que se abrazan para un viaje sin fin,
con un chirriar de ejes que se quiebran de pronto como las rotas frases del amor?
¿Y no sientes entonces que tu lecho se hunde como la nave de una catedral arrastrada por la caída de los cielos,
y que un agua viscosa corre sobre tu cara hasta el juicio final?

Es otra vez el légamo.
De nuevo el corazón arrojado en el fondo del estanque,
prisionero de nuevo entre las ondas con que se cierra un sueño.

Tiéndete como yo en esta miserable eternidad de un día.
Es inútil aúllar.
De esta agua no beben las bestias del olvido.

A.P.





Adentro de su canción hay un vestido azul, hay un caballo blanco, hay un corazón verde tatuado con los ecos de los latidos de su corazón muerto.

S.B.





al llegar la noche en que el alma
iba a serle reclamada
he aquí que al no aguantarse
la entregó una hora antes

escúchalas
sumarse
las palabras
a las palabras
sin palabra
los pasos
a los pasos
uno a
uno

imagina si esto
si un día esto
un día feliz
imagina
si un día
un día feliz esto
se acabara
imagina

las ganas cada día
de estar vivo un día más
claro que no sin el pesar
de haber nacido un día

noche que tanto haces
que imploremos el alba
por favor noche
cae

sábado un respiro
no reír más
desde la medianoche
hasta la medianoche
no llorar

silencio como el que existió
antes ya nunca más existirá
por el murmullo desgarrado
de una palabra sin pasado
por haber dicho demasiado no pudiendo más
jurando no volver a callar

viejo ir
viejas paradas
ir
ausente
ausente
detenerse.

J.C.







Esto es un hombre : las fogatas que alzamos
triangulando la noche,
haciéndola de nuevo, aunque no dure.

O.O.





Alguien marcó en mis manos,
tal vez hasta en la sombra de mis manos,
el signo avieso de los elegidos por los sicarios de la desventura.
Su tienda es mi morada.
Envuelta estoy en la sombría lona de unas alas que caen y que caen
llevando la distancia dondequiera que vaya,
sin acertar jamás con ningún paraíso a la medida de mis tentaciones,
con ningún episodio que se asemeje a mi aventura.
Nada. Antros donde no cabe ni siquiera el perfume de la perduración,
encierros atestados de mariposas negras, de cuervos y de anguilas,
agujeros por los que se evapora la luz del universo.
Faltan siempre peldaños para llegar y siempre sobran emboscadas y ausencias,
No, no es un guante de seda este destino.
No se adapta al relieve de mis huesos ni a la temperatura de mi piel,
y nada valen trampas ni exorcismos,
ni las maquinaciones del azar ni las jugadas del empeño.
No hay apuesta posible para mí.
Mi lugar está enfrente del sol que se desvía o de la isla que se aleja.
¿No huye acaso el piso con mis precarios bienes?
¿No se transforma en lobo cualquier puerta?
¿No vuelan en bandadas azules mis amigos y se trueca en carbón el oro que yo toco?
¿Qué más puedo esperar que estos prodigios?
Cuando arrojo mis redes no recojo más que vasijas rotas,
perros muertos, asombrosos desechos,
igual que el pobrecito pescador al comenzar la noche fantástica del cuento.
Pero no hay desenlace con aplausos y palmas para mí.
¿No era heroico perder? ¿No era intenso el peligro? ¿No era bella la arena?
Entre mi amado y yo siempre hubo una espada;
justo en medio de la pasión el filo helado, el fulgor venenoso
que anunciaba traiciones y alumbraba la herida en el final de la novela.
Arena, sólo arena, en el fondo de todos los ojos que me vieron.
¿Y ahora con qué lágrimas sazonaré mi sal,
Con qué fuego de fiebres consteladas encenderé mi vino?
Si el bien perdido es lo ganado, mis posesiones son incalculables.
Pero cada posible desdicha es como un vértigo,
una provocación que la insaciable realidad acepta, más tarde o más temprano.
Más tarde o más temprano,
estoy aquí para que mi temor se cumpla.

miércoles, 11 de marzo de 2009

A.P.





en esta noche en este mundo
las palabras del sueño de la infancia de la muerta
nunca es eso lo que uno quiere decir
la lengua natal castra
la lengua es un órgano de conocimiento
del fracaso de todo poema
castrado por su propia lengua
que es el órgano de la re-creación
del re-conocimiento
pero no el de la re-surrección
de algo a modo de negación
de mi horizonte de maldoror con su perro
y nada es promesa
entre lo decible
que equivale a mentir
(todo lo que se puede decir es mentira)
el resto es silencio
sólo que el silencio no existe

no
las palabras
no hacen el amor
hacen la ausencia
si digo agua ¿beberé?
si digo pan ¿comeré?
en esta noche en este mundo
extraordinario silencio el de esta noche
lo que pasa con el alma es que no se ve
lo que pasa con la mente es que no se ve
lo que pasa con el espíritu es que no se ve

¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades?
ninguna palabra es visible

domingo, 1 de marzo de 2009

M.T.




Donde ella estaba, estaba el Edén.

C.P.






La lluvia caerá aún
sobre tus dulces suelos,
una lluvia ligera
como una aliento o un paso.
Aún la brisa y el alba
florecerán ligeras
igual que con tu paso,
y entonces volverás.
Entre flores y alféizares
los gatos lo sabrán.
Seguirán otros días,
seguirán otras voces.
Sonreirás a solas.
Los gatos lo sabrán.
Oirás viejas palabras,
voces cansadas, vanas
igual que trajes viejos
de las fiestas de ayer.
Tú también harás gestos.
Responderás palabras –
Rostro de primavera,
tú también harás gestos.
Los gatos lo sabrán.
rostro de primavera,
y la lluvia ligera,
y el alba de jacinto
que el corazón laceran
de aquel que no te espera,
son la sonrisa triste
que te ilumina a solas.
Seguirán otros días,
voces y despertares.
Sufriremos al alba,
rostro de primavera.

S.T.C.





Si un hombre atravesara el Paraíso en un sueño, y le dieran una flor como prueba de que había estado ahí,
y si al despertar encontrara esa flor en su mano... ¿entonces, qué?

viernes, 27 de febrero de 2009

A.P.



Es un cerrar los ojos y jurar no abrirlos. En tanto afuera se alimenten de relojes y de flores nacidas de la astucia. Pero con los ojos cerrados un sufrimiento en verdad demasiado grande pulsamos los espejos hasta que las palabras olvidadas suenen mágicamente.