lunes, 11 de junio de 2007

Alejandra Pizarnik


Un claro en un jardín oscuro o un pequeño espacio de luz entre hojas negras. Allí estoy yo, dueña de mis cuatro años, señora de los pájaros celestes y de los pájaros rojos. Al más hermoso le digo:

- Te voy a regalar a no sé quién.

- ¿Cómo sabés que le gustaré?- dice.

- Voy a regalarte.

- Nunca tendrás a quien regalarle un pájaro- dice el pájaro.

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