miércoles, 15 de agosto de 2007

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Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.


Quise o no quise. Pero a veces
me quisieron. También a mí
me alegraban: la primavera,
las manos juntas, lo feliz.

¡Digo que el hombre debe serlo!

Aquí yace un pájaro.
Una flor.
Un violín.

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