El caballero Marcenac
vino a verme al final del día
con más blancura en la cabeza
llena de pájaros aún.
Tiene palomas amarillas
adentro de su noble cráneo,
estas palomas le circulan
durmiendo en el anfiteatro
de su palomar cerebelo,
y luego el ibis escarlata
pasea sobre su frente
una ballesta ensangrentada.
Ay qué opulento privilegio!
Llevar perdices, codornices,
proteger faisanes vistosos
plumajes de oro que rehúyen
la terrenal cohetería,
pero además gorriones, aves
azules, alondras, canarios,
y carpinteros, pechirrrojos,
bulbules, diucas, ruiseñores.
Adentro de su clara cabeza
que el tiempo ha cubierto de luz
el caballero Marcenac
con su celeste pajarera
va por las calles. Y de pronto
la gente cree haber oído
súbitos cánticos salvajes
o trinos del amanecer,
pero como él no lo sabe
sigue su paso transeúnte
y por donde pasa lo siguen
pálidos ojos asustados.
El caballero Marcenac
ya se ha dormido en Saint Denis:
hay un gran silencio en su casa
porque reposa su cabeza.
viernes, 19 de octubre de 2012
sábado, 6 de octubre de 2012
J.L.B.
¿Dónde está la memoria de los días
que fueron tuyos en la tierra, y tejierondicha y dolor y fueron para ti el universo?
El río numerable de los añoslos ha perdido; eres una palabra en un índice.
Dieron a otros gloria interminable los dioses,inscripciones y exergos y monumentos y puntuales historiadores;de ti sólo sabemos, oscuro amigo,que oíste al ruiseñor, una tarde.
Entre los asfódelos de la sombra, tu vana sombrapensará que los dioses han sido avaros.
Pero los días son una red de triviales miserias,¿y habrá suerte mejor que la cenizade que está hecho el olvido?
Sobre otros arrojaron los diosesla inexorable luz de la gloria, que mira las entrañas y enumera las grietas,de la gloria, que acaba por ajar la rosa que venera;contigo fueron más piadosos, hermano.
En el éxtasis de un atardecer que no será una noche,oyes la voz del ruiseñor de Teócrito.
que fueron tuyos en la tierra, y tejierondicha y dolor y fueron para ti el universo?
El río numerable de los añoslos ha perdido; eres una palabra en un índice.
Dieron a otros gloria interminable los dioses,inscripciones y exergos y monumentos y puntuales historiadores;de ti sólo sabemos, oscuro amigo,que oíste al ruiseñor, una tarde.
Entre los asfódelos de la sombra, tu vana sombrapensará que los dioses han sido avaros.
Pero los días son una red de triviales miserias,¿y habrá suerte mejor que la cenizade que está hecho el olvido?
Sobre otros arrojaron los diosesla inexorable luz de la gloria, que mira las entrañas y enumera las grietas,de la gloria, que acaba por ajar la rosa que venera;contigo fueron más piadosos, hermano.
En el éxtasis de un atardecer que no será una noche,oyes la voz del ruiseñor de Teócrito.
sábado, 25 de agosto de 2012
H.H.
¡Qué extraño es vagar en la niebla!
En soledad piedras y sotos.
No ve el árbol los otros árboles.
Cada uno está solo.
Lleno estaba el mundo de amigos
cuando aún mi cielo era hermoso.
Al caer ahora la niebla
los ha borrado a todos.
¡Qué extraño es vagar en la niebla!
Ningún hombre conoce al otro.
Vida y soledad se confunden.
Cada uno está solo.
En soledad piedras y sotos.
No ve el árbol los otros árboles.
Cada uno está solo.
Lleno estaba el mundo de amigos
cuando aún mi cielo era hermoso.
Al caer ahora la niebla
los ha borrado a todos.
¡Qué extraño es vagar en la niebla!
Ningún hombre conoce al otro.
Vida y soledad se confunden.
Cada uno está solo.
domingo, 5 de agosto de 2012
F.P.
Empiezo a conocerme. No existo.
Soy el intervalo entre lo que deseo ser y lo que los demás me hicieron,
o la mitad de ese intervalo, porque además hay vida...
Soy esto, en fin...
Apaga la luz, cierra la puerta y deja de hacer ruido de
zapatillas en el pasillo.
Quede solo yo en el cuarto con el gran sosiego de mí mismo.
Es un universo barato.
A.P.
La soledad no es no poder decirla
por no poder circundarla
por no poder darle un nombre
por no poder hacerla sinonimo de un paisaje.
la soledad es esta melodia rota de mis frases
jueves, 5 de julio de 2012
R.G.T.
Escrito sobre una mesa de Montparnasse
Una tarde por el ancho rumor de Montparnasse
por ese aire de provincia tan confianzudo y claro
—cada ventana paga su pedazo de sol con una canción—
anduve bebiendo el buen vino rojo y alegre como una canción,
rojo y alegre como una revolución.
Y entonces, pensé: ¿qué haré ahora de mi vida?
Tengo dos amigos, un saxofonista y un vendedor de globos.
Ellos me han dicho: viene el invierno y eso es terrible.
Los gatos se calientan al sol pero un hombre necesita
de la buena lumbre, de la buena carne y de la mujer
siquiera dos veces a la semana.
Algunas mujeres me han detenido en Montmartre
pero me piden cigarrillos y cien francos
y yo sólo puedo darles ágiles besos casi inéditos
y hablarles de mi país sin que ellas me comprendan
y decirles que Blanca Luz está en Méjico
sin que ellas me pregunten quién es Blanca Luz.
Una noche bajo la vieja luna de París degollada en los techos
—la luna que alumbra a los enamorados y a los cobardes—
yo vi cómo en un alto balcón
se amaban un muchacho y una muchacha.
Vengo de Buenos Aires, digo a mis amigos desconocidos,
de Buenos Aires que es tres veces más grande que París
y tres veces más pequeña.
Y aunque mi sombrero y mi corbata y mi espíritu canalla
sean productos perfectamente europeos
soy triste y cordial como un legítimo argentino.
Diría: soy un pobre muchacho abandonado aquí
como una valija rotulada en todas las aduanas del mundo
y quisiera irme al Turkestán porque Turkestán es una bonita palabra
y mi amigo Michel Berboff nació en Turkestán.
Pero si yo pudiera llevar a la práctica algo que hace días reflexiono:
¡Ponerme a gritar sobre la Torre Eiffel con afilados gritos
para que venga una mujer y me ame!
¿Conocen ustedes el Neuquén?
Allí hay cabañas de troncos de árboles
y pulperías en donde venden conejillos y libros de Maurice Dekobra.
¿Y Tucumán? En Tucumán solo puede buscarse la noche en los ojos de sus mujeres
y las guitarras de sonoras y floridas parecen patios.
¿Y Mendoza? En Mendoza los niños saben cantar
porque han nacido al borde de las acequias.
¿Y La Rioja? Yo anduve por ahí adolescente y barbudo como un gitano
y gané una elección con cincuenta pesos y una vaca,
absorto, como Buster Keaton.
¿Y Santa Fe? En Santa Fe viví treinta días en un convento
con ocho frailes franciscanos que iban doblándose hacia el suelo.
Los duendes venían hasta mi cuarto trayéndome briznas de sol
y por la noche se ocultaban en las hornacinas
para hacerles señas a los perros sin dueño y a los viajeros extraviados.
Nosotros tenemos además estaciones abandonadas,
pozos de petróleo y escuelas rurales, como en los cuentos de Bret Harte.
Pero lo que no tenemos es la alegría verdaderamente constante,
la risa verdaderamente pura,
el corazón verdaderamente libre.
Y no se hable de mi corazón.
Yo quisiera anunciar la función de los circos
dando puñetazos a las estrellas rojas.
Yo quisiera escupir los vidrios de un expreso de lujo
para que rabien los millonarios.
Yo quisiera interrumpir todas las comunicaciones telefónicas
para ver si encuentro una palabra, una sola palabra para mí
y abrir toda la correspondencia del mundo por ver si alguien
una sola persona tiene un recuerdo, un solo recuerdo para mí.
Yo quisiera explotar una bomba, derrocar un gobierno,
hacer una revolución con mis manos amigas del cristal, de la luz, de la caricia
—destruir todas la tiendas de los burgueses
y todas la academias del mundo—
y hacerme un cinturón bravío de rutas inverosímiles como Alain Gerbault
para que venga Blanca Luz y me ame.
J.G.
LAMENTO POR EL ARBOLITO DE PHILIP
philip se sacó la camisa servil
llena de tardes de oficina y sonrisas al jefe
y asesinatos de su niño románticamente hablando
su niño operado cortado transplantado injertado
de bucólicas primaveras y Ginger Street volando alto verdadera
en la tarde de agosto gris
se quedó en pecho philip y cuando
se quedó en pecho hizo el recuento feliz de cuando:
le sacó la lengua al maestro (a espaldas del maestro)
le hizo la higa a la patria potestad (a espaldas de la patria potestad)
formó cuernitos con la mano contra toda invasión maternal (a espaldas
de toda invasión maternal)
se burló del ejército la iglesia (a espaldas del ejército la iglesia)
en general de cuando
ejerció su rebelde corazón (dentro de lo posible)
fortificó sus entretelas acostumbradas al vuelo (siempre que el tiempo lo permita)
engañó a su mujer (con permiso)
philip era glorioso en esas noches de whisky y hasta vino
exóticamente consumido con referencias a la costa del sol
una palabra encantadora lo retenía semanas y semanas a su alrededor
sol por ejemplo
o sol digamos
o la palabra sol
como si philip buscara lejos de la sociedad industrial
fuentes de luz fuentes de sombra fuentes
qué coraje hablar del sol
como suele ocurrir philip murió
una tarde lenta amarilla buena callada en los tejados
no hablaremos de cómo lo lloró su mujer (a sus espaldas)
o el ejército la iglesia ( a sus espaldas
o el mundo en particular y en general súbitamente de espaldas:
su viuda le plantó un arbolito sobre la tumba en Cincinnati
que creció bendecido por los jugos del cielo
y también se curvó
y si alguien piensa que lo triste es la vida de philip
fíjese en el arbolito le ruego
fíjese en el arbolito por favor
hay varias formas de ser mejor dicho
muchas formas de ser:
llamarse Hughes
hablar arameo mojarlo con té
estallar contra la tristeza del mundo
pero a ustedes les pido que se fijen
en el curvado arbolito
tiernamente inclinado sobre philip
su pecho en pena en piel como se dice
ni un pajarito nunca
cantó o lloró sobre ese árbol
verde todo inclinado
inclinado
llena de tardes de oficina y sonrisas al jefe
y asesinatos de su niño románticamente hablando
su niño operado cortado transplantado injertado
de bucólicas primaveras y Ginger Street volando alto verdadera
en la tarde de agosto gris
se quedó en pecho philip y cuando
se quedó en pecho hizo el recuento feliz de cuando:
le sacó la lengua al maestro (a espaldas del maestro)
le hizo la higa a la patria potestad (a espaldas de la patria potestad)
formó cuernitos con la mano contra toda invasión maternal (a espaldas
de toda invasión maternal)
se burló del ejército la iglesia (a espaldas del ejército la iglesia)
en general de cuando
ejerció su rebelde corazón (dentro de lo posible)
fortificó sus entretelas acostumbradas al vuelo (siempre que el tiempo lo permita)
engañó a su mujer (con permiso)
philip era glorioso en esas noches de whisky y hasta vino
exóticamente consumido con referencias a la costa del sol
una palabra encantadora lo retenía semanas y semanas a su alrededor
sol por ejemplo
o sol digamos
o la palabra sol
como si philip buscara lejos de la sociedad industrial
fuentes de luz fuentes de sombra fuentes
qué coraje hablar del sol
como suele ocurrir philip murió
una tarde lenta amarilla buena callada en los tejados
no hablaremos de cómo lo lloró su mujer (a sus espaldas)
o el ejército la iglesia ( a sus espaldas
o el mundo en particular y en general súbitamente de espaldas:
su viuda le plantó un arbolito sobre la tumba en Cincinnati
que creció bendecido por los jugos del cielo
y también se curvó
y si alguien piensa que lo triste es la vida de philip
fíjese en el arbolito le ruego
fíjese en el arbolito por favor
hay varias formas de ser mejor dicho
muchas formas de ser:
llamarse Hughes
hablar arameo mojarlo con té
estallar contra la tristeza del mundo
pero a ustedes les pido que se fijen
en el curvado arbolito
tiernamente inclinado sobre philip
su pecho en pena en piel como se dice
ni un pajarito nunca
cantó o lloró sobre ese árbol
verde todo inclinado
inclinado
J.G.D.
No he podido olvidarte. He conseguido
que este inútil desorden de mis días
solitarios, concluya en las porfías
de un corazón que da cada latido
a tu memoria. En tu mundo abolido,
he luchado por ti contra las pías
obras de Dios. Cuanto ayer le exigías
será invención del hombre que ha nacido.
Tantas razones tuve para amarte
que en el rigor oscuro de perderte
quise que le sirviera todo el arte
a tu solo esplendor y así envolverte
en fábulas y hallarte y recobrarte
en la larga paciencia de la muerte.
martes, 3 de julio de 2012
A.R.
Los cuervos Señor, cuando los prados están fríos y cuando en las aldeas abatidas el ángelus lentísimo acallado, sobre el campo desnudo de sus flores haz que caigan del cielo, tan queridos, los cuervos deliciosos. ¡Hueste extraña de gritos justicieros el cierzo se ha metido en vuestros nidos! A orilla de los ríos amarillos, por la senda de los viejos calvarios, y en el fondo del hoyo y de la fosa, dispersaos, uníos. A millares, por los campos de Francia, donde duermen nuestros muertos de antaño, dad vueltas y dad vueltas, en invierno, para que el caminante, al ir, recuerde. ¡Sed pregoneros del deber, ¡Oh nuestros negros pájaros fúnebres! Santos del cielo, en la cima del roble, mástil perdido en la noche encantada, dejad la curruca de la primavera para aquél que en el bosque encadena, bajo la yerba que impide la huida, la funesta derrota. |
lunes, 18 de junio de 2012
J.E.P.
No importa que la flecha no alcance el blanco
Mejor así
No capturar ninguna presa
No hacerle daño a nadie
pues lo importante
es el vuelo la trayectoria el impulso
el tramo de aire recorrido en su ascenso
la oscuridad que desaloja al clavarse
vibrante
en la extensión de la nada
Mejor así
No capturar ninguna presa
No hacerle daño a nadie
pues lo importante
es el vuelo la trayectoria el impulso
el tramo de aire recorrido en su ascenso
la oscuridad que desaloja al clavarse
vibrante
en la extensión de la nada
viernes, 15 de junio de 2012
J.C.
El poeta propone su epitafio
Por haber mentido mucho ganó un cielo
mezquino, a rehacer todos los días.
Por ser traidor hasta con la traición, lo amaban
las gentes honorables.
Exigía virtudes que no daba
Y sonreía para que olvidaran.
no vivió. Lo vivían, un cuerpo despiadado
y una perra sedienta, Inteligencia.
Por no creer más que en lo bello, fue
basura entre basuras,
pero miraba todavía el cielo.
Está muerto, por suerte. Ya andará
algún otro como él.
J.C.
El caballo relincha, el perro ladra,
La suma de los ángulos de un triángulo
Es igual a dos rectos,
La sopa, la conciencia, el alcaucil, después
Del dos el tres, después del hoy, mañana,
Casi nadie lo sacará de sus casillas.
Casi nadie ni nada, porque
¿Cómo tomar en serio esos latidos
En que el sueño es acceso, esas miradas
De insoportable lucidez en un tranvía,
Eso que ahora dice: Huye,
Pero al final, al fin y al cabo, no era más
Que un gajo de naranja
Reventando en la boca?
¿Cómo tomar en serio que una puerta
Dé a la tristeza cuando el arquitecto
La abre al pasillo, que unos senos
Dibujen paralelos sus jardines
Cuando es la hora de ir a la oficina?
Imposible negar las evidencias
Dice el doctor y dice bien, inútil
Sacar de sus casillas al honesto almanaque,
San Rulfo, Santa Tecla, San Fermín,
La Asunción,
El caballo relincha, el perro ladra,
Casi nadie le ofrece en una esquina
Un pedacito suelto de bicicleta o trompo,
Casi nunca es verano en pleno invierno
Por razones de estricta pulimentada lógica,
Hay que ser lo que es o no ser nada, y nada
Lo sacará de sus casillas, nadie
Lo sacará, y si un caballo ladra
No lo sabremos nunca, porque
Los caballos no ladran.
Bastaría un apenas, un no quiero,
Para empezar de otra manera el día,
Hervir la radio con las papas
Y a cada chico darle un cocodrilo
Para que huela a miedo en las escuelas,
Sacar los muertos a que tomen aire,
Meter las mitras en la mayonesa,
Actividades subversivas, claro,
Pero otras cosas hay: fusiles
Corren por las picadas, Sudamérica
Crece en su selva hacia la aurora,
De tanto arroz bañado en sangre
Nacerá otra manera de ser hombre.
No cito más que apenas estas cosas,
saco de sus casillas a unos cuantos
que todavía creen en la poesía
encasillada en su vocabulario
lleno de compromisos con lo abstracto.
(La suma de los ángulos de un triángulo).
((Los caballos no ladran)).
(((Dice el doctor, y dice bien))).
La suma de los ángulos de un triángulo
Es igual a dos rectos,
La sopa, la conciencia, el alcaucil, después
Del dos el tres, después del hoy, mañana,
Casi nadie lo sacará de sus casillas.
Casi nadie ni nada, porque
¿Cómo tomar en serio esos latidos
En que el sueño es acceso, esas miradas
De insoportable lucidez en un tranvía,
Eso que ahora dice: Huye,
Pero al final, al fin y al cabo, no era más
Que un gajo de naranja
Reventando en la boca?
¿Cómo tomar en serio que una puerta
Dé a la tristeza cuando el arquitecto
La abre al pasillo, que unos senos
Dibujen paralelos sus jardines
Cuando es la hora de ir a la oficina?
Imposible negar las evidencias
Dice el doctor y dice bien, inútil
Sacar de sus casillas al honesto almanaque,
San Rulfo, Santa Tecla, San Fermín,
La Asunción,
El caballo relincha, el perro ladra,
Casi nadie le ofrece en una esquina
Un pedacito suelto de bicicleta o trompo,
Casi nunca es verano en pleno invierno
Por razones de estricta pulimentada lógica,
Hay que ser lo que es o no ser nada, y nada
Lo sacará de sus casillas, nadie
Lo sacará, y si un caballo ladra
No lo sabremos nunca, porque
Los caballos no ladran.
Bastaría un apenas, un no quiero,
Para empezar de otra manera el día,
Hervir la radio con las papas
Y a cada chico darle un cocodrilo
Para que huela a miedo en las escuelas,
Sacar los muertos a que tomen aire,
Meter las mitras en la mayonesa,
Actividades subversivas, claro,
Pero otras cosas hay: fusiles
Corren por las picadas, Sudamérica
Crece en su selva hacia la aurora,
De tanto arroz bañado en sangre
Nacerá otra manera de ser hombre.
No cito más que apenas estas cosas,
saco de sus casillas a unos cuantos
que todavía creen en la poesía
encasillada en su vocabulario
lleno de compromisos con lo abstracto.
(La suma de los ángulos de un triángulo).
((Los caballos no ladran)).
(((Dice el doctor, y dice bien))).
martes, 12 de junio de 2012
R.G.T.
A los veteranos del circo
¡Frank Brown estás viejo!
¡Frank Brown tan arrugado!
Yo siento por ti la maldad del espejo.
¡Maldito maquillaje! ¡Ese carmín está pasado!
Frank Brown eres un fuelle demasiado gastado,
un juguete que ha caducado.
Mira si yo pudiera suplantarte,
llenara el Hippodrome con mis ágiles muecas
-y con Shimmys y tangos y zamacuecas-
-al mismo tiempo haciendo por imitarte-
para hacer reír a un niño, que es tan noble misión,
haría de mi alma una matraca,
de mi entusiasmo una faca,
de mi poeta un clown,
y una serpentina de mi corazón.
Frank Brown.
Duende de Buenos Aires y dueño de las risas de mi
generación.
Yo que he probado tus chocolatines
y que te he visto por los trapecios y los trampolines
dibujando desafíos pirotécnicos
carcajadas elásticas
y pirueteos técnicos.
¡Frank Brown tan arrugado!
Yo siento por ti la maldad del espejo.
¡Maldito maquillaje! ¡Ese carmín está pasado!
Frank Brown eres un fuelle demasiado gastado,
un juguete que ha caducado.
Mira si yo pudiera suplantarte,
llenara el Hippodrome con mis ágiles muecas
-y con Shimmys y tangos y zamacuecas-
-al mismo tiempo haciendo por imitarte-
para hacer reír a un niño, que es tan noble misión,
haría de mi alma una matraca,
de mi entusiasmo una faca,
de mi poeta un clown,
y una serpentina de mi corazón.
Frank Brown.
Duende de Buenos Aires y dueño de las risas de mi
generación.
Yo que he probado tus chocolatines
y que te he visto por los trapecios y los trampolines
dibujando desafíos pirotécnicos
carcajadas elásticas
y pirueteos técnicos.
Rey de las Cabriolas fantásticas,
yo te digo que has sido mi Padre-nuestro,
mi mejor libro y mejor maestro
y clown
de mis primeras emociones plásticas.
Frank Brown, mi querido gnomo Frank Brown.
-¡Salud, domadores! ¡Qué tal bailarinas! ¡Adiós Tony!
yo te digo que has sido mi Padre-nuestro,
mi mejor libro y mejor maestro
y clown
de mis primeras emociones plásticas.
Frank Brown, mi querido gnomo Frank Brown.
-¡Salud, domadores! ¡Qué tal bailarinas! ¡Adiós Tony!
El circo es el mayor espectáculo.
La sangre del circo es el Old Tom Gin.
Yo quisiera tener en un circo un cenáculo
ambulante como John o como Anthony.
¡Viva la malla! ¡Viva el trompo! ¡Viva el carmín!
¡Viva el Old Tom Gin!
y la cabaña del Tío Tom
y la gloriosa vejez de San Frank Brown
mi maestro y clown.
La sangre del circo es el Old Tom Gin.
Yo quisiera tener en un circo un cenáculo
ambulante como John o como Anthony.
¡Viva la malla! ¡Viva el trompo! ¡Viva el carmín!
¡Viva el Old Tom Gin!
y la cabaña del Tío Tom
y la gloriosa vejez de San Frank Brown
mi maestro y clown.
jueves, 24 de mayo de 2012
domingo, 20 de mayo de 2012
E.S.D.
Nunca soñé que la vería
en un "requiscat in pace"
tan cruel como el de hoy.
¡Mire, si no es pa' suicidarse
que por ese cachivache
sea lo que soy!...
Fiera venganza la del tiempo,
que le hace ver deshecho
lo que uno amó...
en un "requiscat in pace"
tan cruel como el de hoy.
¡Mire, si no es pa' suicidarse
que por ese cachivache
sea lo que soy!...
Fiera venganza la del tiempo,
que le hace ver deshecho
lo que uno amó...
jueves, 17 de mayo de 2012
martes, 8 de mayo de 2012
J.P.
Cuánto me gustaría que te acordaras
de los felices días de cuando éramos amigos
En aquel tiempo la vida era más bella
el sol más abrasador que ahora
Las hojas muertas se juntan a montones...
Los recuerdos y las añoranzas también
y el viento del norte se los llevaba
en la noche fría del olvido
No he olvidado la canción
que tú me cantabas
Es una canción que nos une
Tú me amabas
y yo te amaba
y vivíamos los dos juntos
tú que me amabas y yo que te amaba.
Pero la vida separa a los que se aman
muy despacio
sin hacer ruido
y el mar borra en la arena
los pasos de los amantes separados
Las hojas muertas se juntan a montones...
los recuerdos y las añoranzas también
Pero mi amor callado y fiel
siempre sonríe y da gracias a la vida.
Te amaba tanto eras tan bonita
Cómo quieres que te olvide.
En aquel tiempo la vida era más bella
y el sol más abrasador que ahora
Tú eras mi dulce amiga...
Pero no tengo que tener recuerdos tristes
Y la canción que cantabas
siempre siempre la oiré
Es una canción que nos une
Tú que amabas
y yo que te amaba.
y los dos juntos vivíamos
Tú que amabas
y yo que te amaba
Pero la vida separa a los que se aman
muy despacio
sin hacer ruido
y el mar borra en la arena
los pasos de los amantes separados.
de los felices días de cuando éramos amigos
En aquel tiempo la vida era más bella
el sol más abrasador que ahora
Las hojas muertas se juntan a montones...
Los recuerdos y las añoranzas también
y el viento del norte se los llevaba
en la noche fría del olvido
No he olvidado la canción
que tú me cantabas
Es una canción que nos une
Tú me amabas
y yo te amaba
y vivíamos los dos juntos
tú que me amabas y yo que te amaba.
Pero la vida separa a los que se aman
muy despacio
sin hacer ruido
y el mar borra en la arena
los pasos de los amantes separados
Las hojas muertas se juntan a montones...
los recuerdos y las añoranzas también
Pero mi amor callado y fiel
siempre sonríe y da gracias a la vida.
Te amaba tanto eras tan bonita
Cómo quieres que te olvide.
En aquel tiempo la vida era más bella
y el sol más abrasador que ahora
Tú eras mi dulce amiga...
Pero no tengo que tener recuerdos tristes
Y la canción que cantabas
siempre siempre la oiré
Es una canción que nos une
Tú que amabas
y yo que te amaba.
y los dos juntos vivíamos
Tú que amabas
y yo que te amaba
Pero la vida separa a los que se aman
muy despacio
sin hacer ruido
y el mar borra en la arena
los pasos de los amantes separados.
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