Mira, el árbol negruzco su esqueleto perfila;
se engañó tu alma cálida con su dulce calor;
no hay violetas excepto en tus ojos azules,
y no hay más primavera que tu rostro encendido.
se engañó tu alma cálida con su dulce calor;
no hay violetas excepto en tus ojos azules,
y no hay más primavera que tu rostro encendido.
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