viernes, 20 de junio de 2008

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El vino entibia sueños al jadear,
Desde su boca de verdeado dulzor,
Y entre los libros de la buena memoria
Se queda oyendo como un ciego frente al mar.

Mi voz le llegará, mi boca también,
Tal vez le confiaré
Que eras el vestigio del futuro.

Rojas y verdes, luces del amor ,
Prestidigitan bajo un halo de rouge.
¿Qué sombra extraña te ocultó de mi guiño,
Que nunca oiste la hojarasca crepitar?

Pues yo te escribiré, yo te haré llorar
Mi boca besará toda la ternura de tu acuario.

Mas si la luna enrojeciera en sed
O las impalas recorrieran tu estante
No volverías a truinfar en tu alma
Yo se que harías largos viajes por llegar.

Parado estoy aquí, esperándote,
Todo se oscureció,
Ya no se si el mar descansará

Habrá crecido un tallo en el nogal
La luz habrá tiznado gente sin fe,
Esta botella se ha vaciado también,
Que ni los sueños se cobijan del rumor, oh

Licor no vuelvas ya, deja de reír,
No es necesario más,
Ya se ven los tigres en la lluvia

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