jueves, 28 de junio de 2007

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Ahora es preciso que sacudas tu pereza -me dijo el Maestro- que no se alcanza la fama reclinando en blanda pluma, ni el abrigo de colchas; y el que sin gloria consume su vida, deja en pos de sí el mismo vestigio que el humo en el aire o la espuma en el agua.
Pues levántate: domina la fatiga con el alma, que vence todos los obstáculos mientras no se envilece con la pesadez del cuerpo. Tenemos que subir todavía una escala mucho más larga, pues no basta haber atravesado por entre los espíritus infernales.


La divina comedia.

martes, 26 de junio de 2007

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Recoga en su mente los sonidos que ha oído durante la semana.
Una tarde repítalos en su mente en órdenes distintos.

sábado, 23 de junio de 2007

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SOLO

Solo,
con mi esqueleto,
mi sombra,
mis arterias,
como un sapo en su cueva,
asomado al verano,
entre miles de insectos
que saltan,
retroceden,
se atropellan,
fallecen;
en una delirante actividad sin rumbo,
inútil,
arbitraria,
febril,
idéntica a la fiebre
que sufren las ciudades.
Solo,
con la ventana
abierta a las estrellas,
entre árboles y muebles que ignoran mi existencia,
sin deseos de irme,
ni ganas de quedarme
a vivir otras noches,
aquí, o en otra parte,
con el mismo esqueleto,
y las mismas arterias,
como un sapo en su cueva
circundado de insectos.



jueves, 21 de junio de 2007

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A la espera de la oscuridad


Ese instante que no se olvida

Tan vacío devuelto por las sombras

Tan vacío rechazado por los relojes

Ese pobre instante adoptado por mi ternura

Desnudo desnudo de sangre de alas

Sin ojos para recordar angustias de antaño

Sin labios para recoger el zumo de las violencias

perdidas en el canto de los helados campanarios.
Ampáralo niña ciega de alma

Ponle tus cabellos escarchados por el fuego

Abrázalo pequeña estatua de terror.

Señálale el mundo convulsionado a tus pies

A tus pies donde mueren las golondrinas

Tiritantes de pavor frente al futuro

Dile que los suspiros del mar

Humedecen las únicas palabras

Por las que vale vivir.
Pero ese instante sudoroso de nada

Acurrucado en la cueva del destino

Sin manos para decir nunca

Sin manos para regalar mariposas

A los niños muertos






René Magritte


martes, 19 de junio de 2007

Roberto Arlt

Elsa se detiene temblorosa ante Erdosain.
ELSA: Bueno, me voy, Remo... Era necesario que esto terminara así.
ERDOSAIN: Pero, ¿vos?... ¿vos?
ELSA: ¿Qué querías que hiciese?
ERDOSAIN: No sé.
ELSA: ¿Entonces? Quedate tranquilo. Te dejé la ropa limpia.
ERDOSAIN: Pero vos, Elsa... ¿vos? ¿Y nuestros proyectos?
ELSA: Ilusiones, Remo... esplendores.
ERDOSAIN: Sí, esplendores... ¿Dónde aprendiste esa palabra tan linda?
ELSA: No sé.
ERDOSAIN: ¿Y nuestra vida va a quedar siempre deshecha?
ELSA: ¿Qué querés? Fui buena, después te tomé odio... pero ¿por qué no fuiste también igual?
ERDOSAIN: ¡Ah!, sí... igual...
ELSA: Ahora es inútil... me voy. ¿Por qué no fuiste bueno? ¿Por qué no trabajaste?
ERDOSAIN: ¿Así que te vas? ¿De veras que te vas?
ELSA: Quiero ver si nuestra vida mejora. Mirá mis manos...
ERDOSAIN: Elsa... ya sabés... vení cuando quieras... podés venir... pero, decí la verdad, ¿me quisiste alguna vez?
ELSA: Siempre te quise... ahora también te quiero... Nunca... ¿por qué nunca hablaste como esta noche? Siento que te voy a querer toda la vida... que el otro al lado tuyo es la sombra de un hombre...
ERDOSAIN: Alma, mi pobre alma... qué vida la nuestra... qué vida.
ELSA: Mirá... esperame. Si la vida es como siempre me dijiste, vuelvo, ¿sabés? y, entonces, si vos querés, nos matamos juntos... ¿Estás contento?
ERDOSAIN: Alma, qué buena sos, alma... dame esa mano. (Se la besa) ¿No te enojás, alma?
ELSA: Mirá, Remo... voy a venir, ¿sabés?, y si es cierto lo que decís de la vida... sí, yo vengo... voy a venir.
ERDOSAIN: ¿Vas a venir?
ELSA: Con lo que tenga.
ERDOSAIN: ¿Aunque seas rica?
ELSA: Aunque tenga todos los millones de la Tierra, vengo. ¡Te lo juro!
ERDOSAIN: ¡Alma, pobre alma! ¡Qué alma la tuya! Sin embargo, no me conociste... No importa... ¡Ah, nuestra vida!
ELSA: No importa. Estoy contenta. ¿Te das cuenta qué sorpresa, Remo? Estás solito, de noche. Estás solo... de pronto... la puerta se abre... y soy yo... ¡yo, que volví!
ERDOSAIN: Estás con un traje de baile... zapatos blancos y tenés un collar de perlas.
ELSA: Y vine sola, a pie por las calles oscuras, buscándote... pero no me ves... la cabeza...
ERDOSAIN: Decí... hablá...
ELSA: La cabeza apoyada en la mano y el codo en la mesa... me mirás... y de pronto...
ERDOSAIN: Te reconozco y te digo: Elsa, ¿sos vos, Elsa?
ELSA: Y te contesto: Remo, vine. ¿Te acordás de esa noche? Esa noche es esta noche y afuera sopla el gran viento y nosotros no tenemos frío ni pena. ¿Estás contento, Remo?
ERDOSAIN: Sí, te juro que estoy contento.
ELSA: Bueno, me voy.
ERDOSAIN: ¿Te vas?
ELSA: Sí...
ERDOSAIN: Bueno, andate.
ELSA: Hasta pronto, mi esposo.
ERDOSAIN: ¿Qué dijiste?
ELSA: Te digo esto, Remo. Esperame. Aunque tenga todos los millones del mundo, vuelvo.
ERDOSAIN: Bueno... entonces, adiós... pero dame un beso.

ELSA: No, cuando vuelva... Adiós, mi esposo.

lunes, 18 de junio de 2007

Juan Gelman



El infierno verdadero

Entre las 5 y las 7,
cada día,
ves a un compañero caer.
No pueden cambiar lo que pasó.
El compañero cae,
y ni la mueca de dolor se le puede apagar,
ni el nombre,
o rostros,
o sueños,
con los que el compañero cortaba la tristeza
con su tijera de oro,
separaba,
a la orilla de un hombre,
o una mujer.
Le juntaba todo el sufrimiento
para sentarlo en su corazón
debajito de un árbol
El mundo llora pidiendo comida
Tanto dolor tiene en la boca
Es dolor que necesita porvenir
El compañero cambiaba al mundo
y le ponía pañales de horizonte.
Ahora, lo ves morir,
cada día. .
Pensás que así vive.
Que anda arrastrando
un pedazo de cielo
con las sombras del alba, donde,
entre las 5 y las 7,
cada día,
vuelve a caer, tapado de infinito.




domingo, 17 de junio de 2007

Julio Cortázar

No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que
vuelves.
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni
guante;
tállame como un sílex, desespérame.
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dálos.
Ven a mí con tu cólera seca de fósforos y escamas.
Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme las fauces.
No me importa ignorarte en pleno día,
saber que juegas cara al sol y al hombre.
Compártelo.


Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,
lo que nadie te pide: las espinas
hasta el hueso. Arráncame esta cara infame,
oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre.

Leon Bloy


¿Por qué estas abominables penas sin salida? ¿Por qué, sobre todo, estas decepciones infernales y el irrisorio privilegio de la Palabra a un hombre de buena voluntad que no tiene medio de hacerse oír? El mismo lamento de hace diez años y la misma sordera divina. Pero mi valor se va agotando.

James Joyce


Ella llora sobre Rahoon


Dulce cae la lluvia sobre Rahoon
dulcemente cayendo donde mi opaco amante descansa
triste es su voz que me llama
tristemente llamándome cuando gris asciende la luna.
Amor escucha aún suave
cuán triste su voz siempre me llama
siempre sin respuesta
mientras la lluvia cae
ahora como entonces.
Oscuros también nuestros corazones
oh amor descansarán y se quedarán fríos
como su triste corazón descansa
bajo las ortigas que grises hace la luna
bajo la negra tierra
y la lluvia que murmura.


viernes, 15 de junio de 2007

Charles Baudelaire


UNA CARROÑA
Recuerdas el objeto que
vimos, mi alma,
Aquella hermosa mañana de estío tan apacible;
A la vuelta de un sendero, una carroña infame
Sobre un lecho sembrado de guijarros,
Las piernas al aire, como una hembra lúbrica,
Ardiente y exudando los venenos,
Abría de una manera despreocupada y cínica
Su vientre lleno de exhalaciones.
El sol dardeaba sobre aquella podredumbre,
Como si fuera a cocerla a punto,
Y restituir centuplicado a la gran Natura,
Todo cuanto ella había juntado;
Y el cielo contemplaba la osamenta soberbia
Como una flor expandirse.
La pestilencia era tan fuerte, que sobre la hierba
Tú creíste desvanecerte.
Las moscas bordoneaban sobre ese vientre podrido,
Del que salían negros batallones
De larvas, que corrían cual un espeso líquido
A lo largo de aquellos vivientes harapos.
Todo aquello descendía, subía como una marea,
O se volcaba centelleando;
Hubiérase dicho que el cuerpo, inflado por un soplo indefinido,
Vivía multiplicándose.
Y este mundo producía una extraña música,
Como el agua corriente y el viento,
O el grano que un aechador con movimiento rítmico,
Agita y revuelve en su harnero.
Las formas se borraron y no fueron sino un sueño,
Un esbozo lento en concretarse,
Sobre la tela olvidada, y que el artista acaba
Solamente para el recuerdo.
Detrás de las rocas una perra inquieta
Nos vigilaba con mirada airada,
Espiando el momento de recuperar del esqueleto
El trozo que ella había aflojado.
—Y sin embargo, tú serás semejante a esa basura,
A esa horrible infección,
Estrella de mis ojos, sol de mi natura,
¡Tú, mi ángel y mi pasión!
¡Sí! así estarás, oh reina de las gracias,
Después de los últimos sacramentos,
Cuando vayas, bajo la hierba y las floraciones crasas,
A enmollecerte entre las osamentas.
¡Entonces, ¡oh mi belleza! Dile a la gusanera
Que te consumirán los besos,
Que yo he conservado la forma y la esencia divina
De mis amores descompuestos!

Pablo Neruda


Poema 20


Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

miércoles, 13 de junio de 2007

Eduardo Galeano

LA NOCHE 1
No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta.
LA NOCHE 2
Arránqueme, Señora, las ropas y las dudas. Desnúdeme, desdúdeme.
LA NOCHE 3
Yo me duermo a la orilla de una mujer: yo me duermo a la orilla de un abismo.
LA NOCHE 4
Me desprendo del abrazo, salgo a la calle. En el cielo, ya clareando, se dibuja, finita, la luna. La luna tiene dos noches de edad. Yo, una.

lunes, 11 de junio de 2007

Alejandra Pizarnik


Un claro en un jardín oscuro o un pequeño espacio de luz entre hojas negras. Allí estoy yo, dueña de mis cuatro años, señora de los pájaros celestes y de los pájaros rojos. Al más hermoso le digo:

- Te voy a regalar a no sé quién.

- ¿Cómo sabés que le gustaré?- dice.

- Voy a regalarte.

- Nunca tendrás a quien regalarle un pájaro- dice el pájaro.

Julio Cortázar




Yo tuve un hermano.
No nos vimos nunca pero
no importaba.
Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.
Lo quise a mi modo,
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.
No nos vimos nunca
pero no importaba,
mi hermano despierto
mientras yo dormía,
mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.


octubre de 1967

domingo, 10 de junio de 2007

Mario Benedetti

No te salves

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves

no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo

no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces

no te quedes conmigo.

jueves, 7 de junio de 2007

S.C.


OJOS OPACOS ME MIRAN.

SE AGRANDAN, SE ESTIRAN, SE DEFORMAN.

OPACA NIEBLA INVADIENDO LA TOTALIDAD DE MI CUERPO, MIS DEDOS, MIS PESTAÑAS, MIS TOBILLOS.

CADA PUNTO ALBO DE CERCA ME MIRA, ME RECONOCE.

LA NIEBLA A GRITOS.

LA INDIFERENCIA DE LA GENTE NORMAL QUE PARECE NO VERLA, UNO HABLANDO DE LA NIEBLA Y NADA, UNO SUFRIENDO LA PUNZANTE MIRADA DE LA NIEBLA. Y NADA.

COMO UN GATO BLANCO DESPEREZANDOSE, DESPERTANDOSE POR TODO EL CIELO, Y LOS PARQUES Y LAS HAMACAS.

VIVIENDO EN UNA NUBE Y NO SABERLO. Y NO VERLO.

DARSE CUENTA DE ESTA CEGUERA TAN NOCHE, NO PODER SENTIR A ESOS OJOS, A ESOS SECOS, OPACOS OJOS QUE NOS MIRAN Y NO PODER HACER NADA PARA ARRANCARNOS LOS PÁRPADOS NEGROS PORQUE NUESTRAS MANOS ATADAS NO RESPONDEN, SANGRAN.. SANGRAN PORQUE LAS SOGAS AJUSTAN Y LASTIMAN.

martes, 5 de junio de 2007

Juan Gelman


Un hombre deseaba violentamente a una mujer,

a unas cuantas personas no les parecía bien,

un hombre deseaba locamente volar,

a unas cuantas personas les parecía mal,

un hombre deseaba ardientemente la Revolución

y contra la opinión de la gendarmería

trepó sobre muros secos de lo debido, abrió el pecho

y sacándose los alrededores de su corazón,

agitaba violentamente a una mujer,

volaba locamente por el techo del mundo

y los pueblos ardían, las banderas.

Dylan Thomas


Oh hazme una máscara y un muro que me oculte de tus espías
de esos agudos ojos esmaltados y de las garras ostentosas
de la rebeldía y la violación en los viveros de mi rostro,
una mordaza de árbol, en silencio golpeado para cubrirme de los desnudos enemigos
hazme una lengua de bayoneta en esta oración indefensa,
vuelve mi boca flagrante y que sea una trompeta de mentiras soplada dulcemente,
dame las facciones de un tonto moldeado en vieja armadura y roble
para escudar el cerebro brillante y confundir a los indagadores,
y un dolor viudo manchado de lágrimas caído de las pestañas
para velar la belladona y hacer que adviertan los ojos secos
que otros traicionan las quejumbrosas mentiras de sus pérdidas
con los pliegues de la boca desnuda y la risa solapada.

Edgar Allan Poe


TU ALMA SE ENCONTRARÁ A SÍ MISMA SOLA
EN MEDIO DE LOS PENSAMIENTOS OSCUROS DE LA PIEDRA GRIS DE LA TUMBA
NADIE, EN TODA LA MULTITUD, ESPÍA
DENTRO DE TU HORA DE RETIRO

SÉ SILENCIOSO EN ESA SOLEDAD
QUE NO ES TRISTEZA DE AISLAMIENTO, PORQUE ENTONCES
LOS ESPÍRITUS DE LOS MUERTOS QUE ESTUVIERON
EN LA VIDA ANTES QUE TU, ESTÁN OTRA VEZ
EN LA MUERTE ALREDEDOR DE TÍ; Y SU VOLUNTAD
TE ECLIPSARA: QUEDATE QUIETO

LA NOCHE, AUNQUE CLARA, ARRUGARA LA FRENTE,
Y LAS ESTRELLAS NO MIRARAN HACIA ABAJO,
DESDE SUS ALTOS TRONOS EN EL CIELO,
CON LA LUZ COMO LA ESPERANZA DADA A LOS MORTALES

PERO SUS OJOS ROJOS, SIN RAYO,
PARA TU FATIGA PARECERÁN
COMO UNA QUEMAZÓN Y UNA FIEBRE
QUE SE PEGARIA A TU PARA SIEMPRE.

AHORA HAY PENSAMIENTOS QUE NO AHUYENTARÁS
AHORA HAY VISIONES QUE NUNCA SE DESVANECERÁN
DE TU ESPIRÍTU NO PASARÁN
JAMÁS, COMO GOTAS DE ROCÍO SOBRE LA HIERBA.

LA BRISA, LA RESPIRACIÓN DE DIOS, ESTA QUIETA
Y LA NIEBLA SOBRE LA COLINA
SOMBRÍA, SOMBRÍA, PERO ININTERRUMPIDA
ES UN SÍMBOLO Y UNA SEÑAL.
CÓMO SE CUELGA DE LOS ARBOLES, ¡UN MISTERIO DE MISTERIOS!!

Alejandra Pizarnik




ÉSTAS SON LAS VERSIONES QUE NOS PROPONE:
UN AGUJERO, UNA PARED QUE TIEMBLA...

domingo, 3 de junio de 2007

Pablo Picasso

Antonin Artaud


Los mostradores del cinc pasan por las cloacas,
la lluvia vuelve a ascender hasta la luna;
en la avenida una ventana
nos revela una mujer desnuda.

En los odres de las sábanas hinchadas
en los que respira la noche entera
el poeta siente que sus cabellos
crecen y se multiplican
.

El rostro obtuso de los techos
contempla los cuerpos extendidos.
Entre el suelo y los pavimentos
la vida es una pitanza profunda
.

Poeta, lo que te preocupa
nada tiene que ver con la luna;
la lluvia es fresca,
el vientre está bien.

Mira como se llenan los vasos
en los mostradores de la tierra
la vida está vacía,
la cabeza está lejos.

En alguna parte un poeta piensa.
No tenemos necesidad de la luna,
la cabeza es grande,
el mundo está atestado.

En cada aposento
el mundo tiembla,
la vida engendra algo
que asciende hacia los techos.

Un mazo de cartas flota en el aire
alrededor de los vasos;
humo de vinos, humo de vasos
y de las pipas de la tarde.

En el ángulo oblicuo de los techos
de todos los aposentos que tiemblan
se acumulan los humos marinos
de los sueños mal construidos.

Porque aquí se cuestiona la Vida
y el vientre del pensamiento;
las botellas chocan los cráneos
de la asamblea áerea.

El Verbo brota del sueño
como una flor o como un vaso

lleno de formas y de humos.

El vaso y el vientre chocan:
la vida es clara
en los cráneos vitrificados
.

El areópago ardiente de los poetas
se congrega alrededor del tapete verde,
el vacío gira.

La vida pasa por el pensamiento
del poeta melenudo.

Julio Cortázar


Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj.


Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Intrucciones para dar cuerda al reloj.

Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos
dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles
despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de
sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume
del pan.
¿Qué más quiere, qué más quiere? Atelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo
anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va
corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo
está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.


Juan Gelman


Llena de signos y de árboles,
ella cruza la noche como un fuego o un río,
asciende en el silencio y la memoria,
es infinita como un hecho,
la existo, la conduzco, yo soy su certidumbre.